Hasta el 7 de septiembre se puede visitar, en la Casa de la Cultura de Aldeanueva, la exposición de fotografías “La flor del tabaco” del artista de origen losareño Manuel Vera Borja.
Según palabras del autor, la exposición es un juego de muñecas rusas que ayuda a entender esta tierra tan hermosa.
“Es como un juego de muñecas rusas. Voy siguiendo el agua y me encuentro los primeros poblados vetones, luego las cabañas, los prados, las vacas, las cabras y los bebederos de piedra. Las fotos llegan a los puentes, que son fundamentales para el entendimiento de La Vera, un continuo atravesar de cauces. A través de esos puentes llego a los pueblos, la arquitectura. Ves los olivares, las aceitunas y aparece un hombre mayor y la cámara entra en la memoria de ese hombre. De ahí salto a la emigración, que es el precio que pagó esta tierra para salir de la miseria, del hambre y la necesidad. En general hago un recorrido simbólico que entra dentro de otro recorrido que es el del tabaco. Para los hombres y mujeres de La Vera el tabaco es una forma de vivir, una cultura que heredaron de sus mayores y de cuyo oficio han hecho un arte. Son fotografías realizadas a lo largo de muchos años”.
Las fotos de la flor del tabaco están recogidas en un catálogo que editó Caja Duero en 2007, esta nueva exposición de Aldeanueva supone una actualización y ampliación de este proyecto fotográfico de nuestra Comarca.
¿Por qué La flor del tabaco?
“Una de las cosas que enamora de esta tierra es que en agosto, cuando todo se vuelve marrón, llegas a La Vera, pasas el Tiétar y entras en un lugar lleno de flores. Baja la temperatura y hay agua por todos lados. Llegas al paraíso”.
Manuel Vera Borja nació en Madrid pero pasó su infancia en la casa de sus abuelos en Losar de La Vera. A las 9 años se marchó a estudiar a Salamanca. Se licenció en Sociología y se dedicó a trabajar en urbanismo. Se enamoró, marchó a Cádiz y puso en marcha los primeros planes de rehabilitación urbana de la democracia.
“Para diseñar los primeros planes de rehabilitación urbana usábamos los manuales del partido comunista italiano, con ellos aprendimos cómo hacer una rehabilitación sin expulsar a la gente. Lo puse en práctica en Cádiz y fue una de las mayores experiencias de mi vida”.
La relación de Manuel con La Vera es la de un espectador, enamorado pero espectador.
“Cada vez que vengo voy almacenando memoria y me hago más preguntas. Sigo teniendo un vínculo del que no me he podido desprender nunca. Me he dado cuenta de en realidad siempre me he sentido verato, mi corazón y mis raíces están aquí. A pesar de vivir fuera, tengo aquí una parte potente de mi corazón. De hecho esta exposición es una manera de entender y explicarme a mí mismo qué significa La Vera”.
Tus propuestas de recorridos por La Vera comienza por el agua ¿por qué?
“El agua es la clave de la naturaleza de La Vera. Esta tierra es el resultado del agua que ha ido escarbando la montaña, ha ido arrastrando los limos y ha creado unos bancales fértiles. El alma de La Vera está en el agua y el granito. La historia de la comarca se entiende a partir de las gargantas. Los primeros bretones comenzaron a hacer ese mapa de pequeñas venas que recorren el territorio y van sacando de las gargantas el maná, el agua. Alrededor de esa naturaleza se desarrolló una arquitectura muy inteligente, muy pegada a la tierra, de roble, castaño, granito, de barro y de teja. La arquitectura y urbanismo de estos pueblo es modélico a pesar de los destrozos del desarrollismo y la falta de respeto. Pero el equilibrio entre naturaleza y arquitectura es de libro. Esta tierra es más bella que la Toscana pero ellos han cultivado el paisaje como una virtud y han tenido autoridades que han entendido que esa virtud era fuente de riqueza”.
Para este trabajo fotográfico has tenido que documentarte pero ¿hay mucha documentación sobre la historia de La Vera?
“No hay casi nada escrito sobre La Vera. Lo que hay son referencias muy pequeñas y oblicuas. El gran autor de La Vera es Unamuno, que dio un paseo por aquí y no se enteró de la película. Escribir sobre la Vera no ha escrito casi nadie. Hay crónicas de la España imperial de Carlos V, no hay mucho más”.
La muestra La flor del tabaco forma parte de las exposiciones itinerantes que habitualmente lleva a cabo la Diputación de Cáceres, a través de la Institución Cultural El Brocense, dirigida a los ayuntamientos de la provincia. La ceremonia de inauguración se celebró el 14 de agosto con la presencia del alcalde Javier García.
Se puede ver en la casa de la cultura de Aldeanueva ~ Calle Maestro Aparicio, 2 | De lunes a viernes, de 9.00 a 13.00 y de 16.30 a 20.30.
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