El Quercus pyrenaica, o roble melojo, es la especie de roble más extendida en la comarca de La Vera, un árbol muy ligado a la presencia de lluvias y al picón.
Este artículo es un resumen de la conferencia impartida por el jaraiceño Ángel Amor Morales, doctor en Biología y profesor en Universidad de Salamanca, en la inauguración de Guitarvera el 10 de mayo en Villanueva. Con anterioridad, tuvimos la oportunidad de escuchar a Alberto Gil Chamorro, Ingeniero Técnico Agrícola del Banco Genético de la Biodiversidad, que nos habló de la flora de Gredos.
Ante una sala repleta de público, el profesor Morales fue desgranado sus conocimientos de etnobotánica y de usos tradicionales de las plantas en La Vera. La primera parte de su intervención estuvo dedicada a uno de los árboles más emblemáticos de nuestra tierra, el roble. Os dejamos a continuación un resumen para que conozcáis un poco mejor esta especie de roble tan nuestra.
El Quercus pyrenaica, o roble melojo, es la especie de roble más extendida en la comarca de La Vera. No obstante también podemos encontrar roble carballo en algunas zonas como la garganta de Jaraíz o en la de Losar. Se presentan en pequeños grupos y siempre muy metido en las gargantas, cerca de las alisedas, donde encuentran el ambiente húmedo que necesitan.
Los robledales en Extremadura solo se presentan en La Vera, El Jerte, Las Hurdes, Sierra de Gata, Villuercas, también hay en Valencia de Alcántara, el Ambroz y en lo alto de la sierra de Montánchez. La zona de mayor precipitación coincide con los bosques de Quercus pyrenaica, Eso significa que este roble está ligado a la presencia de lluvias, de lo contrario no podría soportar este clima mediterráneo.
Entre las características de esta especie destaca la hoja cubierta por abundante pelo por ambas caras, algo que les permite evitar la pérdida de agua por transpiración. Cuando llega el otoño, las hojas se marchitan pero se quedan pegadas al árbol. Es un fenómeno que se llama hojas marcescentes y es frecuente en los robles más jóvenes. Las hojas no se caen hasta la primavera, cuando nacen los nuevos brotes. Es un fenómeno que no se sabe a qué obedece, quizás por la descomposición más rápida de la hoja una vez que se ha caído.
Otra característica de este roble son las agallas, unas excrecencias que forma el árbol en respuesta a la picadura de determinados insectos. La larva crece dentro de la agalla y cuando es adulto hace un túnel y sale volando.
El Quercus pyrenaica tiene una madera de gran calidad que se ha utilizado desde hace años. En La Vera hubo grandes talas robles, laderas enteras, la madera se utilizó para la construcción de traviesas de ferrocarril. Estas deforestaciones se han ido recuperando lentamente primero con matorrales, después con cantuesos.
La bellota no es que sea de gran calidad, no tiene comparación con la de encina, pero los animales la pueden comer.
En cuanto a sus usos: se utiliza como leña, como madera para construcción, también para hacer muebles y para hacer picón. La corteza del roble se usó antiguamente para curtir pieles, por la riqueza en taninos.
En algunas zonas de La Vera el roble convive con el enebro, eso ocurre cuando los suelos son más rocosos de lo habitual. Solo se presenta en La Vera a partir de Losar hacia el este (a partir de la garganta de cuartos). Cuando el suelo es muy rocoso el roble desaparece y quedan bosques puros de enebros. El más llamativo y mejor conservado es el de Viandar.
Las poblaciones de Quercus pyrenaica se ubican fundamentalmente en las regiones interiores de la península, especialmente en las montañas del centro y cuadrante noroccidental. Crecen principalmente en faldas de montañas silíceas.
Y os dejamos algunas fotos de cómo fue el pistoletazo de salida de Guitarvera 2019:
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