Hoy, las 120 vacas y 20 terneros del ganadero Jarandillano Justino Sánchez han sido sometidas al proceso para verificar si son portadoras del germen de la tuberculosis. Si dan positivo tendrán que ser sacrificadas, y significará la ruina del vaquero.
Las reses de Justino pastan en libertad en la dehesa de Jarandilla de La Vera, y por tanto están continuamente expuestas al contacto con la cadena alimenticia de la fauna silvestre.
El llamado “saneamiento” es un proceso estresante para las reses. Tras ser inoculadas en el cuello, vuelven a pastar durante tres días, al cabo de los cuales son sometidas, de nuevo, al mismo proceso para confirmar los resultados.
En el caso de que los test diesen positivo en tuberculosis, Justino tendría que sacrificar todo su ganado. Desde el año 2.000 ha tenido que sacrificar 70 reses.
Pero lo más desesperante para Justino es que sabe, por propia experiencia, que la prueba no es fiable. En los últimos años, la mayoría de los análisis realizados a las reses, en los mataderos, no confirmaron el diagnóstico inicial por tuberculosis.
Los ganaderos veratos están sufriendo, con especial dureza, las consecuencias de los vacíos sanitarios. Una medida extrema que lleva practicándose durante muchos años y que no ha arrojado ningún resultados positivo, muy al contrario está provocando la desaparición de cabreros y vaqueros. La enfermedad no se erradica y la Comarca de La Vera está pagando muy caro las consecuencias.
Es una pena porque cuanto menos ganaderos y vaqueros que haya más cara esta la carne que ya eta por los aires lo que tiene. Que hacer es gastar más en puebla más fiables y baratas que nos valla bien a ellos y anosotros